domingo, 31 de mayo de 2015

Trabajos enviados a la IV Edición del Concurso Internacional de Microrrelatos Museo de la Palabra Fundación "César Ejido Serrano" Madrid España


INSTINTO PATERNO



 Medianoche. Vuela incorpórea figura, se detiene en el quicio de la puerta abriéndola, los goznes chirriaron. Luisito despertó asustado; rayos en los cuencos de los ojos vacíos le erizaron los pelos. Espectrales vueltas aéreas alimentaron su llanto. El fantasma recordó el feliz 1914; había matado de miedo a padres e hijo con esa actuación. Esta vez nadie acudió. Traspasó la recámara matrimonial: él miraba el futbol, ella, con audífonos puestos leía una novelita. El niño lloraba angustiado. Sobre el sudario blanco hamaqueó al crío arrullándolo. Se dijo con voz de ultratumba: -Soy un cursi fantasma viejo-

Marissa Hess


DESBRUJULADO



Ormuz era un topo que había nacido completamente ciego. Vivía intranquilo en su madriguera. Deseaba conocer el brillo de la luna del que hablaban continuamente sus compañeros cuando salían a pasear. Solitario rumiaba su aislamiento pero ideaba como llegar a la superficie. Un día decidió excavar sin pensar que estaba completamente desbrujulado. Trabajó sin parar día y noche abriendo túneles sin sentido, olvidándose hasta de comer. Cuando la consistencia de la tierra se hizo blanda supuso que había logrado su objetivo, dio un último mordisco y sin esperarlo, cayó en una fosa séptica oscura y maloliente.

José González Gálvez 


CLAUSTRO



Acelera el paso, no te detengas, puedo arrepentirme. Al llegar a la casona amurallada los pesados maderos se abrieron, simulando recibirme con la tibieza de un abrazo, que en el mundo de afuera me fue negado. Estoy a salvo. Este será mi refugio sempiterno, aquí no hay espejos: vestido de añoranzas, abrigo de rezos, calzado de paz. No creo en la vocación de este estéril quehacer, pero lo asumo con la entereza del desahuciado. Quizá llegue el amor, ese que no concibo sin tocar, sin oler, sin presencia. Desdibujare el camino sin intención de caer en lo profundo del recuerdo.

María Esther Balcázar Márquez



AMANTES DEL AIRE



Pedalea lento con los brazos extendidos. Su corazón sigue a los ojos fijos en la rueda sobre el alambre, tenso a veinte metros del suelo. –Hoy no quiero la red- dijo al subir. El silencio reina en la carpa, cien cabezas lo miran conteniendo la respiración. Su corazón se desvía, sigue a la mente que viaja hacía la rubia del trapecio. Anoche la sorprendió abrazada al joven domador. –Ya no lo quiero, pero no lo puedo abandonar- gemía llorosa. Mientras cae en el vacío recuerda las últimas palabras: -¡Ojala se muera!-

Marisa Hess



FUGA



El disparo invade el ambiente. Sonia lo escucha con el corazón agitado. Tengo que correr, esconderme, que nadie me busque porque ya no estaré, me desangraré hasta morir, renaceré en otros tiempos, debo huir de mi pasado triste, de los muertos, de los engaños y los golpes de mi padre. Tengo que huir, perderme ahora. La cinta se rompe al contacto con su pecho; una vez más Sonia ha llegado primera. Respira mientras recibe los aplausos del público y abrazo de sus compañeras. Nadie, sólo ella, sabe lo que pasa por su cabeza a lo largo de cien metros.

Rosy Márquez