martes, 19 de abril de 2016

FUGA




El velamen de una noche en plenilunio

me abraza, me ciñe, me transporta,

el mar está en calma, no escucho el ir y venir

de las olas que besan la orilla.

Son los sonidos del silencio

y a través de ellos te evoco.

Así enmudeciste,

tu faz se perdió en las sombras,

y este corazón fiel que supo amarte

murió ciego.

María Esther Balcázar Márquez

Noviembre de 2015 

miércoles, 6 de abril de 2016

Trabajos que surgieron como resultado del Taller sobre la obra del escritor Juan Rulfo






EN VERDAD, EN VERDAD, LUVINA.



Quejas de tierra que se desgaja,
        y qué de donde sólo hay nieve y hielo.
Quejas de viento pardo y aire negro,
        y qué de huracanes que nieblan la vista
        y te ciegan a pocos centímetros.
Quejas de ausencia de cielo azul,
        cuando seres sufren secuencia de amanecer y crepúsculo
        en instantes.
Quejas de extrañar animales,
         y qué de donde raramente ves alguna morsa.
Llanto porque el miedo no deja dormir,
         y qué del horrendo espanto de un helado abrazo
         que te deprime en lo más íntimo de tu conciencia.
Y te acompañan niños,
         cuando en aquel sitio ni siquiera su recuerdo existe.
Que no hay sitio habitable,
         y qué harías viajando miles de kilómetros
         para llegar a una estación
         y contemplar y sentir a seres a tu imagen.
Ah, en verdad La Antártida es una experiencia terroríficamente
         inhóspita.

María del Pilar López González
Abril de 2015





LUVINA CERCA DE TI




Me preguntan si conozco Luvina. Dicen que es un lugar en lo alto de un cerro, carente de alegría, apagado, sin motivación alguna, con unas pocas chozas casi abandonadas.

No, no la conozco, pero me imagino que es como la vida de algunas personas; solitarias, aisladas del resto del mundo, tristes por alguna razón, basta con ver sus rostros inmutables; comen, caminan y duermen, actúan por instinto como si hubieran perdido la alegría de vivir. Tal vez tú mismo resides en Luvina y no te das cuenta.

Ese lugar distante se convierte en algo tan cercano. La realidad es que cada quien sobrevive como puede.


Olga Lidia Hidalgo Gordillo

¿Quién es Luvina?



Cuando leí los relatos de mis compañeros del taller literario: ¿de quién era Luvina para ellos?, me surgió la curiosidad de hacer mi propio viaje a ese pueblo para vivir la experiencia.

Así que tomando la mochila y poniéndomela en el hombro, caminé hacia ella.

No encontré, un lugar triste, tampoco una mujer vieja y llena de resquebrajaduras, ni la desolación de los muertos al cobijo de las noches, que la luna se niega a iluminar.

Descubrí que mi Luvina, es un lugar mágico, porque a pesar de estar plagado de esa piedra gris con que hacen la cal, miré un caserío extraordinario que tiene su belleza propia. En verdad se mira ese lomerío pelón debajo de un cielo azul, como nos narra Juan Rulfo,   sin un árbol, sin una cosa verde para descansar los ojos.

Luvina tiene esperanza, porque este pueblo mágico lo compone el sentir callado de su gente, la ilusión de un sueño, lo maravilloso de la naturaleza, esos contrastes de atardeceres que dicen lo que los habitantes sienten.  Eso encontré, así que volví a poner la mochila al hombro y regresé con fe y alegría. Me dio júbilo que la Luvina que yo miré, no era la misma que mis compañeros y Juan Rulfo habían observado, para mí, era la certeza de que todo sueño si se elige, es una realidad.

Gloria Gallegos Ruiz
Septiembre de 2015