TRIPTICO DEL VERDE
OSCURO
Verdes recién
salidos del mar.
Octavio Paz
I
Es verde la tarde
tinta
con su piso de grana
el atajo sabe a piña
madura
guanábana recién
abierta.
La calandria canta en
cien lenguas
vigilada por los
apompos
los palos mulatos
los cuajilotes.
Todo se vuelve más
verde
porque una noche
algún Dios soñó un
sueño
entintado en verde
armonía.
Mis manos bailan
sueltas
en medio de un follaje de eucaliptos
son verdes como la
savia verde
de los ahuehuetes
milenarios.
Mis manos callan
mudas
como corteza rugosa
craquelada
de secuoyas que miran
sin mirar al cielo.
Como viejas
plañideras
los sauces lloran
inconsolables
mientras mis manos
sostienen
el sufrimiento lento
de tu mirada.
Las lágrimas son
artificios de costura
hilos que hilvanan la
piel hecha pedazos
cuando quieres hablar
y no hablas.
III
Eres paloma en vuelo
pétalo incendiado
que no genera cenizas
ni carbono.
Ceiba enraizada
en el cuerpo desnudo
de la selva.
Anochece
el viento teje entre
el follaje
una frazada de
estrellas titilantes
germinan tus besos en
mi piel
se desarrollan los
helechos
brotan los palos
mulatos
con sus cortezas
descarapeladas
las orquídeas
proliferan
abrazándose a los
troncos que las guardan.
Huyen los guacamayos
se esconden los loros
agitando sus plumas
alborotan los tucanes
con sus enormes picos
de piedra.
La noche cierra sus
alas de murciélago
y el ruido verde de
la selva norte
se escucha lento
hasta que se pierde.