Aún percibo
esa tarde añil
cuando te fuiste
dejándome tan sólo
el índigo recuerdo
de tu olvido.
Como el tiempo impreciso
el azul me aguarda
en el aposento solaz
de cada día,
en la luna que fiel
a mi ventana
regresa silenciosa,
en el vestigio de vida
que lleva la esencia
de mi sangre.
Aún percibo
esa tarde añil
cuando te fuiste
dejándome tan sólo
el índigo recuerdo
de tu olvido.
María de Lourdes Marín Ramírez