Gritos, llanto y mucho miedo
¿Qué haces cuando la muerte se acerca?
¿Te sigues creyendo intocable?
¡Ay poeta,
persona terca!
La prosa no alarga la vida,
tampoco el cuento o la novela,
la muerte viene por ti,
te va a llevar, quizá te duela.
Con sangre
escribiste un poema,
tal vez firmaste un contrato,
en la vida nada es barato,
la muerte es un fuego que quema.
Ana Leticia disfrazada
de catrina, se escondía,
murió queriendo escapar;
hoy le cantan la letanía.
A la “calaca” ahora maquilla
en lo oscuro del panteón,
¡Císcalo, císcalo diablo panzón!
alcanzó a gritar mientras moría.
Edith contaba cuentos
y quiso “cuentear” a la muerte.
Ya no le alcanzó la suerte;
la “huesuda” no le creyó.
Atrapada quedó en una tumba,
en una esquina del cementerio.
Hoy cuenta sus cuentos en “serio”,
con voz a ritmo de rumba.
¡Ay Lulú querida mía!
tu tampoco te salvaste,
la muerte leyó tus poemas,
de un fuerte “hipo” ahí quedaste.
Te encontraron en tu oficina;
hacías trabajo contable,
no fue una muerte amable,
ahora añoras la piscina.
Burlarse y con cuentos cósmicos,
son cosas que no se llevan,
Urania ahora lo sabe:
quien lo intenta muerto queda.
Un óleo le hiciste a la muerte
usando colores muy fuertes,
moriste sin “Toque de Queda”.
Carolina la migrante
se “refugia” en un camposanto.
La muerte la quiere tanto
que ya no le pide visa.
Caro murió de risa
en un viaje medio oscuro,
“clavada” se echó a la fosa,
donde el fondo está más duro.
¿Creían que iba a escapar?
¡Pues no! Pepón no pudo.
La “huesuda” le jugó rudo;
se “atragantó” con un brebaje.
De cempasúchil era su té;
no le alcanzó para el viaje.
Siendo el líder del grupo
los “Bernales” lo siguieron,
pensaban ir a una fiesta
y al cementerio cayeron.
Hoy falta tinta en el panteón,
pues hay un grupo animado:
hacen prosa, bailan danzón,
ya se acabó su reinado.
Si esto hace semejanza
con personas no difuntas,
“coincidencia” dijo la muerte.
No hagan caso, a nadie espanta,
si en la noche caminan juntas.
Jorge Malpica Jiménez
Imagen: Aida Emart