viernes, 3 de junio de 2011

Publicado en ExLibris, Diario del Itsmo, 30 de mayo 2011

Un organizador de mano.

Por: Antonio Yañez Gallegos

Es una persona que se preocupa por cumplir con sus compromisos. Sabe que ser puntual y formal es una virtud para estos tiempos. Tal vez las amistades no tengan interés en reconocer esta cualidad, pero basta con que sus clientes confíen en él. Cristal, su futura socia, le dijo la vez que se vieron en la inauguración de Hard Rock Café: - ¡Me encanta que seas puntual! También el Sr. Chapa – uno de sus clientes – le dijo: - Arquitecto, ¡usted si es confiable!

Mañana a las 9:00 am, tiene programado un desayuno con el Sr. Square, para una propuesta de diseño. A las 12:00 am tiene una entrevista en su despacho con la Sra. Varilla. Mañana tiene dos actividades importantes que destacan entre las demás, la primera: pasar a cobrar un anticipo a la empresa Jardines Ecológicos S.A. de C.V.; la segunda: una cena en el restaurant Champs Elysses para festejar el cumpleaños de su esposa.

Camino a su oficina, después del desayuno, su secretaria, la Srita. Arenas, se comunicará a su celular para avisarle que le urge al doctor Wall platicar con él sobre una modificación de última hora en su clínica. Su jefe le contesta: - Sé lo importante que es para él, sin embargo, no lo tengo programado en la agenda para hoy, ni mañana. Por lo tanto, será para el jueves a las 10:00, en mi oficina. – Entendido arquitecto, se lo haré saber y también lo anoto en mi agenda.



Como el primer día.

Por: Ricardo García Morales

Desde el primer día imagine tu aroma
a flor y lluvia, a rosas.
Nada era mejor que acompañar tus pasos.

Razones infinitas me decían:
es un sueño, un deseo, una estrella.
Tu corazón en flor está habitado de inocencia.

A la distancia adivino los ecos de tu voz.
Apenas siento la nostalgia de tu ausencia,
imagino tu risa y el silencio se rompe.

A veces, solo a veces,
recito las palabras del eterno poema
que hace volver tu imagen a mi mente,
a veces, mientras la luna refleja su luz,
olvido el silencio.



Suite para un clavicémbalo

Por: José González Gálvez

Me dejas instantáneamente sin habla
Y con el débil corazón henchido
Mis ojos dilatados miran asombros
Y escuchan los oídos prístinos sonidos.


Nota: Se publicaron en el Diario del Itsmo el día 30 de mayo de 2011, en la sección Ex Libris, 2da epoca, No.462
Taller de Literatura Bernal Díaz del Catillo, Casa de la Cultura Coatzacoalcos.

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