Antes,
los gusanos pensaron comerse unos a
otros,
porque habían pasado días sin probar
alimento,
hasta que de pronto,
la tarde menos pensada,
hicieron el hallazgo: el cadáver.
Y los gusanos, que entraron en éxtasis,
se dispusieron a celebrar
el festín sobre el cuerpo de días
semi sepultado
entre lodo y hojarasca.
El cuerpo, inmenso, largo,
mostraba una apariencia negruzca,
la carne, fétida y oxidada.
El sol asombró con su tenuidad
y apenas avanzaban en la piel
descompuesta.
¿Qué sería?, para el caso era lo
mismo,
los gusanos buscan saciar su hambre,
y comieron de la podredumbre
como si tratase del festín del fin de
mundo,
pero la carne les supo amarga,
tal vez nunca a los gusanos los
muslos de un cadáver
habían sido tan poco placenteros al
paladar
pero las extremidades de éste, el
sabor, el hedor eran insoportables...
Del cuerpo brotaban las sales de la
corrupción, adulterio,
la avaricia,
la traición, el odio, el engaño,
había tanta podredumbre en el cuerpo
que los gusanos quedaron contaminados
y comenzaron a morir lentamente.
Martín Cruz Alegría
Enero de 2019
Descriptivo. Los males de nuestro tiempo en boca de los helmintos. Casi escatológico.
ResponderEliminarme encantan tus gusanos gourmet
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminar¡Felicidades! Profundo y reflexivo, los pecados de la humanidad, siguen haciendo daño hasta en su paso por la eternidad.
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