¿Escuchas el eco?
Es la bondad: tam tam.
Que vibre cada corazón
cuando un hermano sufra
y nuestra alma se
conduela ante el dolor ajeno.
Luz de la estrella,
disipa toda oscuridad
del insaciable demonio
llamado ego,
padre de la amargura.
Pinos secos, con olor a
humo.
Consumidos por la plaga
del poder
sembrados en terrenos
de ambición e indiferencia
esferas de piedra
adornando nuestras ramas todo el año...
¡Noche de paz!
Que los dones de Dios
en esta época sean fuertes
y su semilla perdure en
todas las estaciones.
Que se prolifere buena
voluntad cada mañana
con una sonrisa en el
camino, una buena acción
antes de volver a los
brazos de la noche.
Bendita eres entre
todas las mujeres.
¿Quién es más grande
que tú?
Que el perdón sea
tanto,
que la paz devenga a
nuestro espíritu.
Humildad y fe, para
quitarle potestad al egoísmo.
Que los buenos deseos
nos adornen el rostro
Cada día, hasta que
venga la próxima Navidad.
Mar Valdeolivar
Diciembre de 2015
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