Luego
de leer y escribir de manera individual por mucho tiempo, ingresé al Taller
Literario Bernal Díaz del Castillo una noche de miércoles de hace ocho años,
justamente en un caluroso mes de abril. Desde entonces, he compartido mi tiempo
con las actividades propias de quienes aman la literatura, enriqueciéndome con
el pensamiento y las pasiones del hombre a través del quehacer que une a los
Bernales.
La
aventura de escribir ha sido un reto de crecimiento y un camino de aprendizaje.
En 2009 participé con la Unión Estatal de Escritores Veracruzanos con trabajos de poesía, siendo el material
incipiente de una osada aprendiz. Para Julio de 2011, formé parte del evento
Letras por Coatzacoalcos organizado por el Ateneo Puerto México, A.C., La Unión
Estatal de Escritores Veracruzanos y el H. Ayuntamiento de la localidad, dentro
de los festejos de los 100 años de Coatzacoalcos y la celebración del Encuentro
Internacional del Mar. Elaboré una prosa poética dedicada a mi hermana mayor,
evocando los años de infancia y adolescencia vividos en nuestro querido puerto.
La compilación de los escritos después tomó forma de libro.
La
edición cultural Ex libris del Diario del Istmo recibió los trabajos del Taller
por año y medio de forma constante. Tuve entonces el placer de colaborar en el
proyecto junto a Claudia Morales, Ignacio Ordoñez y José González Gálvez. Un
foro abierto que mostró el relato de nuestro alfabeto particular, que a la vez
permitió conocer las generosas respuestas de nuestros asiduos lectores.
He
tenido el gusto de contribuir en las publicaciones de Toque de Queda,
producción literaria colectiva que resulta de los trabajos realizados dentro
del aula, que inician con un “pie forzado” derivado del estudio de obras,
autores, géneros o corrientes que marcan el camino del pensamiento escrito.
Como quehacer honorable de nuestro colectivo, en 2011 incursioné en el trabajo
editorial junto a María Esther Balcázar y Rosy Márquez, artífices de la
cultura, caudal de conocimientos que hizo fértil la tierra donde sembramos
prosa y poesía, dando como resultado la versión número siete.
Afortunada
por realizar trabajos muy interesantes que nos remiten siempre a la historia del
acontecer humano, en 2014 La Unión Femenina Iberoamericana tuvo la gentileza de
invitarme a su proyecto Mujeres Irrepetibles para tomar el papel de la extraordinaria
Nahui Olin, quien inundó mi vida con el afluente de la suya.
Una
distinción por demás halagadora, fue la invitación de mi maestro José Gálvez
para ofrecer una crítica de su más reciente obra Nostalgia de Sirenas, presentada
en noviembre de 2014, en el auditorio de Casa de Cultura. Maestro de lujo que,
con profunda pasión, ha guiado a los Bernales desde hace veintiocho años.
Hace
unas semanas decidí participar en el certámen nacional de los Juegos Florales
edición XXIX con sede en Coatzacoalcos, por el impulso que mueve mi pluma y para
goce de una fuente creadora que me habita. Fui feliz desde entonces, disfruté
cada texto que surgió sin control de tiempo, pues uno no es nada cuando el deseo
de escribir se impone. Esta era una oportunidad de evaluación propia, una manera
de medir mis pasos y un posible avance en mis intentos. El premio María Fernanda
al primer lugar es un honor que ha rebasado a mi persona, ha sido lisonja permanente que me provoca un
impulso indescriptible.
Este
es un trayecto que comparto con singular emoción con el único fin de recapitular
un tiempo maravilloso; acompañada de seres valiosos, amigos con quienes he
crecido observando el mar del Golfo y gozando de los vientos fuertes del norte,
junto a la bocana del río Coatzacoalcos. Escritores talentosos, compañeros que
han sido mis maestros; cada cual un cincel para pulir el jade eterno de la
poesía.
Este
premio lo dedico con amor al Taller Literario Bernal Díaz del Castillo y a los
Bernales de todos los tiempos.
Carolina Guzmán Sol