Me preguntan si conozco
Luvina, dicen que es un lugar en lo alto de un cerro, carente de alegría, sin
motivación alguna, con chozas casi abandonadas.
¡No!, no la conozco,
pero me imagino que es como la vida de algunas personas solitarias, aisladas
del resto del mundo, tristes por alguna razón. Basta ver sus rostros serios,
ausentes. Comen, caminan y duermen, actúan por instinto; perdieron la alegría
de vivir. Tal vez tú mismo estás viviendo ahora en Luvina y no te has das
cuenta.
Ese lugar distante se
convierte en algo tan cercano. La verdad es que cada quien sobrevive como
puede.
Olga Lidia Hidalgo
Gordillo
Noviembre de 2015
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