martes, 21 de noviembre de 2017

VANIDAD





            -Mírame, esta eres tú.
-No, no lo haré; no sé que pueda pasar si te miro y compruebo que eres yo en el futuro.
-En verdad, no lo sé tampoco; pero soy yo, soy tú, quiero decir, pero ya sin vanidad; esa vanidad tan amalgamada contigo y que tanto sufrimiento me causó –dijo la voz llena de años.

Alma se quedó allí parada, quieta, dando la espalda a su yo del futuro; agradeciendo al Creador que esta vez no hubiera un espejo frente a ella. Ni siquiera se atrevía a llevar sus pupilas hacia el rabillo del ojo; si quedaba alguna historia después de la destrucción del universo por la famosa paradoja en el tiempo, no quería ser ella la culpable.

-Dime ¿aún soy bonita? –dijo Alma, sonriendo esperanzada y viendo hacia arriba, como queriendo mirar hacia atrás rodeando su frente.

Esperó. Esperó… y esperó.

Y es que no se dio cuenta del suave sonido de succión del aire, al cerrarse sobre el vacío justo cuando hizo la pregunta.




Fernando Paz Saldaña.
 08 de Agosto de 2017.

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