domingo, 22 de junio de 2014

METAMORFOSIS, by Rosy Márquez Martínez


















Ese domingo Cervantes lo descubrió mientras se miraba en el espejo: había envejecido notoriamente, encanecido de manera acelerada y perdido una gran cantidad de cabello; su mirada se mostraba apagada, triste y apenas podía reconocerse entre las arrugas que surcaban su rostro. Días después  le asombró ver su cuerpo transformado: estaba tan  delgado que sus músculos se adherían a los huesos. El escritor intuía lo que ocurría, aún así permanecía hasta altas horas de la noche en una prolongada congoja, pasaba los meses encerrado en su habitación hasta alarmar a sus cercanos. Fue un viernes, durante la tarde, mientras conversaba en el jardín con su único amigo, que vio  en la distancia enormes molinos cuyas aspas se movían con el viento; los observó levantarse y avanzar hacia él.  Lo supo con certeza: se había vuelto loco. Su personaje se había posesionado de él, de su cuerpo y su alma, de su tiempo y destino.
Sonrió feliz, ahora sí estaba listo. Se acomodó frente a su escritorio, colocó cientos de hojas y mojando la pluma en el tintero escribió: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha: Capítulo primero

Rosy Márquez Martínez

Septiembre 2013
 

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