FIELES HASTA EN LA MUERTE
Rogaciana miraba el atardecer desde la playa, sentía acariciar
su cuerpo por la brisa del mar. Era sublime ver caer el sol. Algunos niños corrían
a su alrededor y recordó su niñez. Pensó en aquella linda perra cazadora que
trajo su padre a casa cuando fueron a vivir al mar. Donde nació Granizo, un día
que extrañamente granizó en aquella lejana región del trópico.
Los recuerdos la transportaron a su juventud y los viajes
con el Cuate; quien atraía las miradas porque parecía muñeco de peluche.
El suave y cadencioso vaivén de las olas la llevaron a
pensar en Prudencio; el joven del que estuvo enamorada, sin embargo, nunca se
acercó al portón de su casa. Buscó la razón y encontró a Bonachón y Tremendo responsables
del asunto; pues un día le arrebataron lo más preciado de su cuerpo y nunca lo volvió
a ver.
Estaba impactada por enfrentar una verdad olvidada, cuando Breta
y Trico se hicieron presentes en el recuerdo de la madurez. Los vio en el
huerto de aguacates buscando frutos que pisaban para expulsar la pulpa y darse
un festín.
Amanecía cuando la vista se le nubló, se sintió mareada por
un dolor quemante como centella desgarrándole el pecho, dejó de respirar. Al
salir el sol unos perros se acercaron a ella y ladraron sobre su rostro. Pero
Rogaciana ya no respondió.
María del Carmen Balcázar Márquez
Mayo de 2016
Muy bien Tete, toda una vida narrada en una cuartilla.
ResponderEliminarSaludos
Pame, una serie de acontecimientos llevados de la mano. Te felicito.
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ResponderEliminarPa eso es amores perros
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