Imagina que no me has
visto, por cierto ya no te esperaba; eres otro y yo soy otra, con opuestos
objetivos; son otras células las que se nutren hoy en nuestros cuerpos.
Sin ti, muero.
Pues deberás morir, ya no
rimo contigo.
La pluma y el pergamino,
la espada y el escudo, el telescopio en el montículo, todo quedará en el olvido
si no me aceptas; si me dejas fuera, a tu puerta mendigo.
Ya no eres el mismo,
hasta tu lenguaje es otro.
Los años pasan y dejan
huella.
Ya no vibro contigo, es
diferente mi música.
A la escucha de esa
música quedó exhausto, sin respiración, sólo un jadeo, y a la mirada
indiferente, un arroyo de sangre.
María del Pilar López
González
Enero 25 de 2017
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