jueves, 31 de agosto de 2017

RECUERDO DE MICHOACÁN


Después de la muerte de mi mamá, al vaciar los cajones de su tocador, encontré la cajita que en la tapa luce una pintura de “la catrina” con vestido de flores rojas y sombrero de tipo francés.

Cuando se la trajeron como regalo de Michoacán, yo apenas era una niña, y cuando la vi me impresionó tanto que mi corazón latió de más. Aún vestida era la calaca. A mi mamá, le gustó mucho, la acariciaba con las manos y la mirada, era justo lo que deseaba, el tipo de madera y el tamaño; además estaba forrada y siempre comentaba que el cuadro de la tapa era obra de Diego.

Algún tiempo la usó como alhajero, luego la guardó como un bello presente, es una artesanía exquisita.

Hoy al tenerla entre mis manos, rememoré la primera vez que la vi. Ya no me inspira miedo, la conservaré para evocar la dulce mirada de mi mamá cada vez que la abría.


Yolanda Placeres Heredia
Junio de 2017

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