La vida es un trazo, con grafitos, óleos y acuarelas.
El pincel aún no termina el contorno de los caracoles,
que han sido expulsados por un mar embravecido,
solo pinta de azul profundo el horizonte.
Tristes los observo con espiras nacaradas
sobre arenas candentes por rayos implacables.
¡Ha vuelto el pintor!, fluyen acuarelas,
ahora los caracoles lucen su esplendor,
dorados por el sol, infinitos
formando un vínculo espiritual.
Cada día disfruto el mar
y a las gaviotas elevando el vuelo.
Puedo imaginar escucharlos conversando con el mar,
convertidos en utensilio sonoro para una gran deidad,
hermosos caracoles del cuadro en mi hogar.
Ana Leticia López Córdova
Introspección y serenidad. Muy bien Ana Leticia
ResponderEliminarComunión con la creación divina de tu propio cuadro. Muy bello.
ResponderEliminar