Por primera vez desde hace tiempo
salí abrigada a ejercitar el alma,
el río amaneció tranquilo, oscuro, en calma
como la piel de una mulata adormecida.
Reverenció el otoño y sus excesos,
espero las lunas en menguante
la desnudez del árbol abatido,
transmutación cotidiana interminable.
Aguardo tu abrazo apasionado
que me venza como el viento enfurecido.
paciente esperaré el invierno
sobre el pentagrama
blanco y negro de la vida.
María Esther Balcázar Márquez
Imagen: Fotografía de Bernice Kolko
Poesía vibrante, llena de nostalgias. Felicidades Tetechita.
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