TOQUE DE QUEDA No. 9
Es, quizá, Toque de Queda el
mejor intento por descifrarnos. Como esos bufones que se quitan el antifaz
después de concluir su número de malabarismo, nosotros, Los Bernales, lo hacemos bajo un periplo literario.
Este colectivo en prosa y verso, tiene como antecedente directo la
revista Vitral que se publicó en los
inicios del taller, gracias al apoyo mayúsculo del Licenciado Omar Béjar y la
pericia en la imprenta del señor José Luis Valerdi. Fue un logro enorme
publicar la primera revista cultural en Coatzacoalcos, que después de siete
números editados, se extinguió en el más absoluto silencio, sin Pompa ni circunstancia.
No obstante, esa primera revista cumplió con su misión difundiendo:
poesía, cuento breve, ensayo, crónica, fotografía y dibujos en tinta. El andar
literario, en esta tierra plagada de ingenieros y técnicos por el auge de la
industria petrolera, había iniciado ya.
Años más tarde, gracias a la tenacidad de Óscar Dávila Jara y del
periodista Jorge Cáceres, se difundió la página cultural La piel de Judas, en la revista mensual de un periódico local. Contamos en esa ocasión con la participación
de la pintora Ana Laura Pereyra para crear un logotipo que nos distinguiera. En
esas páginas se publicaron poemas de quienes en ese entonces formaban parte del
Taller Literario Bernal Díaz del Castillo.
Para fortuna de nuestro taller y de la vida cultural de Coatzacoalcos
hemos tenido amigos entregados a la literatura, y en el espacio de la letra impresa,
no podía faltar el soporte de José Ignacio Ordóñez y Claudia Morales, de esta
manera colaboramos con Ex Libris, página
cultural del mismo periódico de la localidad.
Dispuestos a continuar difundiendo nuestras creaciones, Óscar y yo, nos
dimos a la tarea de crear otro espacio palpable para que se dieran a conocer
nuestros trabajos. Después de un intercambio de títulos entre nosotros dos,
adoptamos el de Toque de Queda que
hasta hoy permanece, y que es una antítesis del eslogan: prohibición.
La diligencia y perseverancia de don Óscar, como le llamo, dio sus
primeras letras, no de sangre sino de tinta, en una revista artesanal que
apareció en junio de 2005 y así se fue sucediendo hasta el número cinco.
Después con la ayuda de Adriana Ortega Conde en la formación electrónica y del
periodista Corazón de Jesús Nicolás Vargas, Toque
de Queda se convirtió en plaquette
en su número seis.
La evolución de este espacio de papel y tinta continuaría, cual ciudad
que crece, y llegamos al formato de libro. Esto no podría ser sin el apoyo de
mecenas que sin preámbulos han apoyado generosamente este proyecto. En sus
números siete, ocho y nueve conté con el apoyo enorme de tres Bernales con falda: Carolina Guzmán Sol,
Rosy Márquez y Teté Balcázar.
¿Por qué Toque de Queda tiene
como eje central un arlequín para esta edición? Porque precisamente ese fue el pie forzado que nos impusimos para crear
los textos en prosa y en verso, que componen este libro.
Así, hasta la noche de hoy nuestro colectivo cumple con su objetivo:
difundir el quehacer literario de los integrantes del Taller.
En orden alfabético desfilan: Ana María Huerta, Ana María Rueda,
Angélica Carmona Jurado, Carolina Guzmán Sol, Dora Berenice Paredes Acosta,
Francisco Uscanga, Guadalupe Martínez Bernal, Iris Macías López, José González
Gálvez, Lilia Zamudio Ortíz, Lourdes Marín de Muñoz, María del Carmen Balcázar,
Marissa Hess, Margarito Escudero, Óscar Dávila Jara, Panfilita Chee Reyes, Pilar
López González, Rita Argudín Jiménez, Rosa Lotfe y Teté Balcázar. Todos
conformamos página a página los textos que integran este nuevo Toque de Queda, que a partir de esta
noche será nuestro libro de pies y cabecera.
Octubre 6 de 2016